miércoles, 27 de mayo de 2015

Necesidad / Bisogno / To need

Las relaciones no se cultivan a través de la necesidad.
Si hablamos de cultivar, ponele que pueda ser una planta. Claro, vos me dirás, la planta requiere agua, es decir, necesita de vos para que la riegues, te necesita.

No sé si es tan así. Mirá, las plantas existen, me atrevo a jurarlo, desde antes que los seres humanos. No nos estaban esperando para sobrevivir. Nacen y conviven en la tierra que las riega cuando puede, y crean una relación inequívoca de amor.
La tierra las cuida, la tierra se ocupa. Y así debería pasar con las personas. Cuidarse, ocuparse. Sin cadenas invisibles.
Una persona necesita descansar, por ejemplo. O necesita comer, para seguir viviendo. Pero no necesita al otro, no requiere, no precisa, no demanda.

Estas palabras van de la mano con el verbo “obligar”, que es un término que inventó alguien para poder someter a otro, es como mirarse el ombligo sin eme.
Si en algún momento tuviéramos que usarlas, debería ser para cosas de vital importancia:
  • Debo descansar y reírme sin parar.
  • La vida me obliga a ser feliz.
  • Estoy obligado a irme de vacaciones y disfrutar.
La necesidad no es un vínculo sano, es una obligación para con el otro, es un peso, un ahogo. Las personas necesitan aire, agua, sol, igual que las plantas.
El amor, el compañerismo, el aprecio por el otro, son como el acto de regar. Incondicionales.